UN OCEANO DE CONTRADICCIONES

EE.UU. Quiere Vender, pero Levanta Barreras a las Importaciones

Por Victor Almagro

II

EXCLUSIVO

PARIS. — Los gobiernos europeos se lamentan. Es su derecho póstumo. Arguyen que si bien  es cierto los Estados Unidos, de acuerdo las convenciones de Ginebra han otorgado concesiones tarifaras, ellas han sido en todo caso la contrapartida de otros convenios en los cuales Europa se comprometía a concesiones análogas. En suma, se trataba de un sistema recíproco. Pero en las condiciones actuales de una enorme preponderancia norteamericana en la economía mundial, tales ventajas son ilusorias para los países europeos. Esta aparente igualdad era en realidad la demostración de la desigualdad, un verdadero círculo vicioso. Las exhausta potencias coloniales de Europa reclaman convenios unilaterales, o sea que Estados Unidos rebaje sus tarifas aduaneras en mayor grado que Europa. En este sentido, a las clases dominantes del Viejo Mundo temen la victoria republicana en las elecciones de noviembre, ya  que dicho partido tiene fama de aislacionista y sobre todo de proteccionista.

 Se considera que Estados Unidos debe unir a su intervencionismo político en todos los teatros del globo, una actitud de generosidad hacia sus forzados aliados europeos. Corno se ve, estamos en el reino de los cuentos infantiles y de la mejor técnica para enseñar buenos modales al gorila. He aquí el lenguaje de míster Kennedv, administrador adjunto de la oficina de seguridad mutua:

“Debemos reconocer que cada dólar de venta en los Estados Unidos que no se realice, corresponde a un dólar perdido en el extranjero para las exportaciones norteamericanas”.

* Una aduana amable

 Durante las presidencias de Harding, Coolidge y Hoover, entre 1920 y 1932,  el proteccionismo fué la religión aduanera oficial. Con Franklin Roosevelt, Wall Street adquiere la conciencia de su papel mundial y las aduanas reflejan en cierto grado esta evolución, aunque sin perder sus características tradicionales. Los grupos económicos hostiles que luchan entre si en Estados  Unidos y que son 1a expresión de un tumultuoso proceso económico, han impedido la elaboración y la imposición de una política diáfana sobre este problema. Actualmente, Estados Unidos mantiene tarifas aduaneras elevadas que afectan el comercio con Europa.  Señalemos algunos ejemplos; jugos de frutas, 40%, huevos. 32%,  algodón bruto, 11 %;  hilo de lana, 24%, nylon, 37 %;  tejidos en general,  63 %; películas cinematográficas, 35%; relojes, 51 %; etc.

Las aduanas norteamericanas exigen múltiples documentos y requisitos antes de permitir la entrada de cualquier mercadería extranjera. Los franceses se quejan amargamente de esta fiscalización realizada por los próceres del comercio libre. Sin embargo, este no es el único problema que deben arreglar los amigos voluntarios o involuntarios de Estados Unidos. Además de las tarifas aduaneras, queda en pie, para las economas basadas en el patrón oro, el reparto equitativo del oro acumulado en Nueva York, la insuficiencia del movimiento de capitales entre Estados Unidos y Europa y la parálisis comercial entre el Este y el Oeste.

Estados Unidos ha encontrado su “weltpolitik” demasiado tarde. El mundo se autoemancipa y no aceptará nueves imperialistas mesiánicos.

Artículo Publicado en el diario Democracia

Edición del Jueves 4 de Septiembre de 1952 Pág. 1

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