REACCIONA LA REACCION

Con Pinay el Capitalismo Francés Intenta Recuperar Su Antiguo Poderío

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

PARIS.- El gobierno Pinay hace su experiencia entre los aplausos de los sectores más “distinguidos” de la nación: Paúl Reynauld, aquel premier de las horas sombrías de 1940, ha declarado que Monsieur Pinay “es el presidente más popular desde Poincaré”.

Este elogio tiene un aire sepulcral.  La “popularidad” de Pinay se encuentra en los círculos de la Bolsa, en las residencias de los contribuyentes ricos cuyas deudas con el Fisco fueron perdonadas y en las oficinas del estado mayor norteamericano en Francia. Una popularidad tan restringida en un país de 45 millones de almas deja perplejo al observador.  En este caso, el industrial Pinay (hoy primer ministro) es el hombre de la industria.  El socialista Auriol, presidente de la IV República tomó su teléfono del palacio Eliseo y llamó a Pinay, porque el infatigable tejido de las combinaciones parlamentarias entre los partidos del centro parecía agotado.  Al conjuro de su mágico nombre-Pinay estuvo en Vichy- todas las fuerzas económicas dominantes de Francia comenzaron a manifestarse públicamente por primera vez desde la “liberación”. El capitalismo francés, sobre todo el sector de la industria pesada, había estado muy comprometido con el régimen de Petain: el aforismo: “prefiero mi fábrica controlada por los alemanes, a perder mi fábrica” fué un aforismo clásico. Todos fueron “colaboracionistas”, excepto los que no tenían intereses en el interior de Francia, sino en las colonias o en el electorado. Algunos jugaron también a dos cartas. De todos modos, la “liberación” de los alemanes no perturbo el viejo orden social, hasta los comunistas participaron en 1944 del gabinete de la “resistencia” y santificaron  los derechos de los “trusts”.  El órgano de la industria pesada francesa, que había dictado en líneas esenciales la política oficial desde el “affaire” Dreyfus, fue el diario “Le Temps”.  Este diario deshacía gabinetes o ungía presidentes. A diferencia de otros diarios de Francia, que eran la expresión de un grupo financiero determinado o de alguna personalidad política, “Le Temps” constituía la representación  perfecta de toda la industria pesada, del mundo de las finanzas, de las compañías de seguros, de las empresas de electricidad, de la Compañía Universal del Canal de Suez, etc. En las columnas de “Le Temps” se difundía cada mañana la opinión de la clase dominante de Francia sobre los principales problemas de Francia, de Europa y del mundo.  Las 1.000 acciones de su capital social estaban distribuidas en cinco partes iguales, pertenecientes a los cinco principales grupos económicos de Francia y las colonias. “Le Temps” apareció hasta el fin de 1942, pero las circunstancias políticas de esa época aconsejaron su supresión: los grupos capitalistas consideraron que era mas prudente callar y dejar que los asuntos públicos corrieran a cargo de las armas.  Se contentaron con mantener firmemente sus títulos de propiedad y sus acciones industriales y mineras. Las sucesivas decoloraciones de los gabinetes  desde 1944, que demostraron la inestabilidad social de Francia y la desintegración de su envejecido sistema fueron obligando al gran capital a forzar la marcha. Cada vez más la política francesa se orientó a la derecha, es decir, a la protección de los intereses de los grupos financieros importantes, en detrimento del “standard” de vida de las masas trabajadoras.  Ante la pasibilidad de los grupos socialistas y los virajes inconexos de los comunistas, el gran capital logró que Pinay llegara al poder. Ahora, como símbolo y coronación de su efímera victoria, la industria pesada prepara en silencio la aparición de “Le Temps”, el viejo órgano de los señores del dinero. “Le Temps”, Pinay, Indochina…una obscura triada en días no menos obscuros.  Para completar el cuadro, haría falta otro escándalo Stavisky.

La rueda de la historia parece volver hacia atrás en Francia. Pero la historia no tiene la forma de una rueda sino de un zig-zag.

Articulo publicado en el diario Democracia

Edición del Jueves 15 de Mayo de 1952 (Pág. 1)

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