León DEGRELLE

De frente y De PERFIL

Visto por MAMBRU

NACIO en 1907, casualmente el mismo año en que Jack London escribía “El Talón de Hierro” profetizando las formas y  el contenido de un movimiento contrarrevolucionario asombrosamente parecida al fascismo.  León Degrelle nada sabía de esto cuando cursaba en la Universidad de Louvain estudios irregulares mezclados con una adolescencia turbulenta.  Louvain era una agradable ciudad flamenca surcada de cervecerías y monumentos antiguos, de talleres metalúrgicos y de industrias químicas.  Pero su vieja Universidad no infundió un espíritu clásico a León Degrelle; por el contrario, la nueva atmósfera de la época empujo su carácter desarreglado hacia las doctrinas chauvinistas y belicosas que había postulado Maurice Barrès antes de la primera guerra mundial. León Degrelle se encontró naturalmente fascista antes de que fuese acuñada la palabra y antes de que Muzzolinni iniciara su gran bacanal de imperios y cachiporras. Si Bélgica era una nación estable amamantada por los dividendos del Congo, no era menos cierto que los mineros de Charleroi infundían vagos temores a la burguesía. León Degrelle fue el intérprete de ese temor y el teórico del fascismo belga.  De tal manera fundo el Partido Rex,  edito los diarios “Rex”, “Pays-Reel” y otro órgano en flamenco. En abril de 1937 era derrotado en las elecciones por Van Zeeland y el mismo año era condenado a cuatro meses de prisión por libelos calumniosos contra el ministro de Transportes.  Estas escaramuzas verbales del joven Degrelle presagiaban luchas mas cruentas.  El desarrollo de los acontecimientos europeos le impidió realizar su golpecito de Estado en Bélgica. Los grandes caporales de Italia y de Alemania le habían ganado de mano. En 1939 Degrelle era enrolado con todos sus discursos inéditos en las filas del ejército alemán en calidad de teniente. Pequeño destino para su gran sueño.  Sirvió en el frente oriental, vale decir que algo le quedaba de su vocación heroica.  Cuando las “Panzers” divisiones invadieron Bélgica, el patriota Degrelle estaba a su costado para servir de procónsul en la orgullosa Bruselas. Cuando el imperio nazi se derrumbo, el heroico  Degrelle encontró un avión dispuesto a trasportarlo a España.  Internado en San Sebastián  en mayo de 1945, allí permanece, visitado por las sombras de los emperadores fracasados y no sabiendo que fórmula adoptar para jugar su partida en la historia de estos días.

Artículo publicado en el Diario El Laborista

Edición del 29 de abril de 1953 (Pág. 06)

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