Vicent de MORO-GIAFFERI

De frente y De PERFIL

visto por MAMBRU

¿COMO decirlo? Es un perfecto abogado francés.  Ama los epílogos teatrales, y los contenidos  sollozos, los criminales que confiesan, las viudas abandonadas, los héroes humildes que roban un pedazo de pan para su madre. Pero sin embargo,  Moro-Giafferi es una sublime encarnación del genio francés, un expositor de la ley.  No agregaríamos nada si dijéramos que es Oficial de la Legión de Honor. Esto contribuye a su oscuridad puesto que ya existen 800.000 agraciados con este honor, según las últimas estadísticas. Pero en todo caso es un dato suficiente para que su figura sea menos perceptible.  Además tiene la Cruz de Guerra de 1914, varias condecoraciones bélicas, la Gran Cruz de la Corona de Rumania (que ahora es mas honoraria que nunca); es Comendador del Águila Blanca Servia, otra distinción espectral. Se enorgullece de la medalla  interaliada de los Combatientes y de la Cruz de los heridos de Verdún.  Con tales antecedentes, no asombraremos a nuestro lector si añadimos  que el señor Moro-Giafferi, abogado elocuente, aplastado por las condecoraciones, es un destacado miembro del partido radical-socialista de Herriot.  Desde 1919 a1928, Moro-Giafferi fue diputado por Córcega que, como se sabe, dio a Francia un emperador. Desde 1924 a 1926 fue subsecretario de Estado para la Educación Técnica en el gabinete de Herriot. En 1934 tomo parte en el tribunal de encuesta que se realizo en Londres para investigar el incendio del Reichstag, una tarea también bastante honoraria.  Abogado que concilia el arte dramático con el espíritu de las leyes, Moro-Giafferi se ha hecho famoso como defensor en varios procesos políticos resonantes.  El carácter corrosivo de nuestra época ha hecho estragos  sobre los efectos oratorios de Moro-Giafferi, pero es menester no ser tan crueles. En el museo político de Francia Moro-Giafferi siempre encuentra la palabra oportuna para aludir a la necesidad de cuidar el honor de la Nación y de la Republica.  Hallazgos arqueológicos semejantes justifican su presencia en el Parlamento francés.

Artículo publicado en el Diario El Laborista

Edición del 24 de abril de 1953 (Pág. 06)

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