Introducción: El “colorado” Ramos

Por Daniel Marcelo Sierra

Empecemos por poner las cosas en blanco sobre negro (o rojo, mejor dicho): Jorge Abelardo Ramos fue uno de los principales intelectuales políticos argentinos del siglo XX. Escritor, periodista, historiador, editor y organizador de varios espacios políticos adscriptos a la corriente conocida como “izquierda nacional” que reivindicaba al nacionalismo como la verdadera fuerza revolucionaria en los países periféricos.

Su testa pelirroja apareció por primera vez en nuestro mundo un 23 de enero de 1921 en el barrio porteño de Flores (Buenos Aires). Apasionado, irónico, poco respetuoso del academicismo y sus solemnidades, el “Colorado” Ramos era un personaje singular dentro de la acartonada intelectualidad argentina del siglo XX. Para Arturo Jauretche, otro intelectual argentino de fuste, Ramos era “e/ único marxista con sentido del humor”.

Durante la década de 1930 se acerca a grupos políticos trotskistas y a finales de dicha década se vincula con sectores opuestos a la participación argentina en la Segunda Guerra Mundial, donde conoce a Arturo Jauretche y otros miembros del grupo F.O.R.J.A. A partir de 1945 apoyó al gobierno de Juan Domingo Perón y si bien no puede decirse que Ramos fuera un “peronista” orgánico, se vinculó al peronismo apoyando a dicho movimiento en forma sincera, crítica e independiente. Ramos sostenía que “el peronismo no es socialista, sino que expresa el impulso de un capitalismo nacional de base democrática que nosotros apoyamos” y previendo el baño de sangre que sería la década de 1970, decía: “quienes respalden a Perón y quieran un futuro socialista tienen un lugar con nosotros. Si, en cambio, pretenden hacer socialismo dentro del peronismo van a terminar atacando su jefatura, que es la jefatura del movimiento nacional, y buscarán disgregar el movimiento”. Durante los primeros gobiernos de Juan Perón, los artículos de Ramos compartían espacio con los del presidente en ejercicio ya que ambos publicaban en el diario Democracia: Ramos con el seudónimo de “Víctor Almagro” y Perón con el de “Descartes”.

En 1953 junto a Enrique Rivera y Jorge Enea Spilimbergo, entre otros, fundó el Partido Socialista de la Revolución Nacional (PSRN), agrupación política que apoyó en forma independiente al gobierno de Perón. Derrocado el peronismo por el golpe militar de 1955, Ramos y Spilimbergo fundan en 1962 el Partido Socialista de la Izquierda Nacional, que más tarde, en 1973,se refundará con el nombre de Frente de Izquierda Popular. Esta última agrupación se presenta en las elecciones presidenciales de septiembre de 1973, y con el lema “votar a Perón por izquierda”, apoya la formula Perón-Perón pero con boleta propia, y logra cosechar 900.000 votos.

De formación marxista y trotskista, el Colorado nunca comulgó con el Partido Comunista Argentino, al que consideraba siempre dependiente de los dictados provenientes de la entonces Unión Soviética. En un reportaje de 1972 a la revista argentina Confirmado Ramos declaraba:

“En la medida en que el Partido Comunista estuvo siempre contra los movimientos populares, quedó reducido a un grupo bien organizado pero cuya peligrosidad se limita a la venta de rifas”.

Las ideas políticas del Colorado desconcertaban tanto a la izquierda tradicional como al nacionalismo arraigado y de derecha, ya que reivindicaba lo “nacional” pero no desde una óptica aislacionista sino como un trampolín hacia lo universal. El gran mérito de Ramos fue evitar copiar y trasplantar a nuestra realidad conceptos e ideologías pensados para otros ámbitos y circunstancias. Toda su vida luchó por consolidar un socialismo con características nacionales e independiente de toda usina de pensamiento extranjera. Su rechazo a todo tipo de imperialismo (ya sea de izquierda o de derecha) lo acercó a la “tercera posición” peronista. Para Ernesto Laclau “Ramos fue el pensador político argentino de mayor envergadura que el país haya producido en la segunda mitad del siglo XX”.

Ramos era  un convencido latinoamericanista. En Las masas y las lanzas (primer tomo de su obra Revolución y contrarrevolución en la Argentina ) afirma: La historia de los argentinos se desenvuelve sobre un territorio que abrazó un día la mitad de América del Sur. ¿De dónde proceden nuestros límites actuales? El origen de estas fronteras ¿responde acaso a una razón histórica legítima? ¿Nos separa una barrera idiomática, cierta muralla racial evidente? ¿O es, por el contrario, el resultado de un infortunio político, de una vicisitud de las armas, de una derrota nacional? Sin duda aparece como fruto de una crisis latinoamericana, puesto que América Latina fue en un día no muy lejano nuestra patria grande. Somos un país porque no pudimos integrar una nación y fuimos argentinos porque fracasamos en ser americanos. Aquí se encierra todo nuestro drama y la clave de la revolución que vendrá“.

Su prosa polémica, aguda e irónica pero no carente de elegancia quedó plasmada en innumerables escritos y varios libros que sirvieron de guía para la politizada juventud argentina de las décadas de 1960 y 1970. En 1949 publica América Latina, un país su primer libro, al que siguieron Manuel Ugarte y la revolución latinoamericana (1961), Revolución y contrarrevolución en la Argentina (1962), El Partido Comunista en la política argentina (1962); Historia política del ejército argentino (1964), Ejército y semicolonia (1968), Historia del stalinismo en la Argentina (1969), El marxismo de Indias (1973); Adiós al Coronel (1983); Introducción a la América Criolla (1985), entre otros. En todos ellos volcó su pasión y su gran erudición.

Entre 1989 y 1992 Ramos será el embajador en México del gobierno de Carlos Menem. Este cargo fue el único nombramiento oficial en toda su extensa vida política

Fallece en la ciudad que lo vio nacer el 2 de octubre 1994.

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