A Jorge Abelardo Ramos por Juan José Arévalo

Muy recordado Jorge Abelardo:

Recibí hace ocho días sus amables líneas de… septiembre, quizá, porque venían sin fecha.
Celebro muchísimo el re-encuentro epistolar, así como la noticia de que vuelvan ustedes “a la calle” en materia editorial. No he recibido el paquete anunciado. Desordenes de las oficinas postales han motivado, sin duda, la demora. Aquí en Caracas, desde hace unos días, el correo anda con “sus” problemas.
Siento en el alma- como diría un bolero mexicano- no disponer de esas 60 carillas que usted me solicita sobre “tema a mi elección”. Las tengo in mente, como diría un latinista, pero las cátedras no me dejan tiempo para ocuparme de nada fuera de los temas que ellas programan. Llevo ya tres años de servicios docentes, y por eso estoy pensando buscar la forma de tener el tiempo libre para escribir lo que me falta en materia política. Pero eso será recién a comienzos de 1962. Bueno es que sepa que mi FABULA DEL TIBURON está ya en ingles, dentro de los Estados Unidos, librando allá su nueva batalla desde hace un mes. Y ahora se interesa por ella una editorial francesa.
No tengo relaciones estrechas con ningún librero distribuidor. El mejor consejo que para ello le puedo dar es que se comuniqué allí en Buenos Aires con su colega el editor Gregorio Selser (Peña 2451-2º derecha), quien tiene ya experiencia con distribuidores suyos en Caracas. El conoce gente de izquierda consagrada en eso.
Aquí de costado, le informo que adentro de Guatemala ha renacido el arevalismo en forma exigente, un poco mayor del que se dio en 1944 y multiplicado. Mi pose indiferentista de tres años, desde 1958, se ha venido al suelo. Tendré, pues, que volver al ruedo. La batalla empezara en forma dura a mediados de 1963: convocatoria a elecciones presidenciales. Si los fenómenos caribes no empeoran, la batalla la ganaremos fácilmente.
Un abrazo de hasta pronto, antes de la batalla…

Juan José Arévalo

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