A Abelardo Ramos por Juan José Arévalo

Muy estimado amigo Ramos:

Van los originales de la obra que le prometí. La dejo en sus manos y bajo su protección. La empecé a escribir cuando cayeron las primeras bombas yanquis sobre Guatemala. Hoy que la despacho el bombardeo no ha terminado, pero ya Arbenz dejo el poder. Sigo creyendo en la derrota de los invasores a corto o a largo plazo. El tema del libro no puede cambiar, porque de suyo es un viejo tema y un tema permanente. Prescinda de mi retrato en la carátula, y disponga usted las cosas que más le plazca.
Lo único que le ruego es recordar que se hará otra edición en Montevideo, para los uruguayos, y otra en este Santiago, para chilenos y ecuatorianos. Usted me hablo de que podía cubrir Bolivia con la edición argentina. Que así sea.
No tengo recomendaciones especiales que hacerle. Sobre el trabajo de los impresores, los originales a máquina van bastante claros. Ruego, sí, que se mantenga pagina aparte para cada una de las seis falsas caratulas, donde se abren cada una de las seis partes del librito. Resérveme, para cuando yo llegue a Buenos Aires, cincuenta ejemplares para coquetear con los amigos.
Si se le presentase alguna duda sobre nombres o fechas, acuda con toda naturalidad al Embajador Galich, que es autor de varias obras y tiene en la memoria mucho dato sobre lo nuestro.
Creo que pronto pasaré otra vez los Andes, ésta para demorar en Buenos Aires mucho tiempo. Entonces retomaremos el gran tema que a usted y a mí nos apasiona, y con sus obras y las mías tendrá pretexto para retoñar.
Un fuerte abrazo a los amigos peruanos, sus colaboradores, y a usted las expresiones de mi más afectuosa amistad:

Juan José Arévalo

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