Federico ADLER

Visto por MAMBRU

De frente y De PERFIL

NACIO en Viena en 1879. Viena era una hermosa ciudad capital del imperio Astro-Húngaro, imperio absurdo que muchas otras  potencias tenían interés en mantener en pie para impedir que Austria se integrase a la nación alemana, a la que pertenece genuinamente por su lengua, su contigüidad de territorio, su cultura y tradición. Viena era en la primera pre-guerra, ¡tan lejana ya! la tierra idílica de la diplomacia, del espionaje, de la psicología y del socialismo de cátedra.

            Bajo la calma aparente de la Viena imperial ardían poderosos conflictos. Secretario del partido social-demócrata de Austria desde 1911 a 1924, del mismo modo que secretario que secretario de la Internacional Obrera Socialista desde 1923 a 1940, la biografía de Federico Adler no habría revestido ningún interés particular y habría desaparecido en la hagiografía incolora de otros próceres social-demócratas, si en 1916 este vástago distinguido  de una familia eminente no hubiera asesinado al Conde Sturck, primer ministro austriaco.  Este acto terrorista, que parecía negar la esencia misma de la social-democracia, no era más que una confirmación directa del profundo hundimiento de la Segunda Internacional,  empantanada y comprometida en la infamia de la primera guerra imperialista.  Federico Adler no pudo soportar  la quiebra de sus ilusiones y los horrores de la guerra.

            En ese acto, fruto de su desesperación personal, Federico Adler manifiesta la quiebra de la II Internacional y también su impotencia para encontrar una solución racional a la crisis.

            Sentenciado a muerte en 1917, conmutada la pena capital por 18 años de prisión, fue liberado y después amnistiado en 1918, cuando el espectral imperio astro-húngaro se hundía para siempre. Miembro de la Segunda Cámara  desde 1919 a 1925 y fiel discípulo de la escuela austro-marxista que justificaba la opresión de las nacionalidades del viejo imperio bajo la bandera “internacionalista”, escribió posteriormente un libro titulado “El Proceso de Moscú y la Internacional Obrera Socialista”, en 1931. En 1932 publicó “El experimento staliniano y el socialismo”. La marcha de Hitler de Europa lo alejó de su patria y vive en los Estados Unidos este tímido reformista europeo que un día esgrimió la pistola del terrorista.

Artículo publicado en el diario El Laborista

Edición del 5 de Diciembre de 1953 (Pág. 6)

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