UNA CRUZADA QUE NADIE RECLAMO

Syhgman Rhee Acepta Ser Aliado Pero no Lacayo de Estados Unidos

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

        PARIS.- Corea sufre una segunda guerra, esta vez sobre el frente político interior del Sur. Pero la distancia entre la lucha política y el conflicto armado nunca es excesiva, sobre todo en estos tiempos borrascosos.

            Todo induce a la sospecha; la misma prensa internacional, nutrida con la información norteamericana que elogió siempre a Syhgman Rhee, designándolo como al firme demócrata que resistía a los bárbaros del Norte, ahora desata una campaña de descrédito, tendiente a presentarlo como un tirano odiado por todos. Parece ser una regla prudente la de enjuiciar con cuidado a un político atacado por la prensa imperialista.  En este caso, syhgman Rhee está en lucha abierta con la mayoría del parlamento sudcoreano.  La prensa también se encuentra en la oposición y, cosa extraña, la misma actitud ha adoptado los servicios de información norteamericanos en Corea y la comisión de las Naciones Unidas que actúa como una delegación política de ese organismo en la península.

            El departamento de Estado, tan  poco sensible generalmente a las dictaduras reales que cuentan con su simpatía, también ha expresado su hostilidad a Syhgman Rhee y su apoyo al vice-presidente Kim-Sung.  Sin embargo, Rhee controla totalmente la situación, mantiene en virtual ilegalidad a la mayoría del parlamento, censura la prensa y lo que es mucho peor, amenaza con expulsar de Corea del Sur a la comisión de la ONU y a los servicios especiales de Estados Unidos. ¿Qué significa esto?

            La doble intervención norteamericana

            La escasez de información obliga a ser cautos en la conjetura.  Únicamente los corresponsales directos de la prensa norteamericana, británica y francesa llegan a Corea.  Según es sabido, este tipo de corresponsales de guerra encuentran su fuente informativa en los casinos de oficiales (rincón de los bares) y en el mejor de los casos, cuando ven algo, no pueden transmitirlo.  En realidad, los corresponsales de guerra son combatientes con máquina de escribir.  Por todo lo dicho, resulta difícil formular una apreciación justa de la situación.

            Lo que resulta evidente es que los norteamericanos intervienen con aplicar el Napalm a los coreanos del Norte, intentan controlar la política interior del Sur, designar sus gobernantes y orientar sus asuntos locales en los más mínimos detalles.  Se acusa a Syhgman Rhee de “corrupción”; esta calificación moral no impide sin embargo a Estados Unidos apoyar a Chiang- Kai- Shek que ha dilapidado en manos de la insaciable familia Soong la riqueza de China y la ayuda yanqui.  ¿Se requieren otros ejemplos de “corrupción” en América Latina, no ya tolerada por Washington sino creada directamente por sus procónsules?

            Syhgman Rhee parece haber llegado al límite de concesiones compatible con los intereses de los grupos privilegiados de Corea del Sur.  Se resiste a seguir órdenes norteamericanas, para no transformarse en una suerte de títere político.  No sería difícil que su propósito sea el de permanecer como un aliado y no como un lacayo.  ¡Una tarea compleja con semejante aliado! Un índice del grado de tensión lo ofrece la última amenaza de Rhee: retirar las tropas sudcoreanas del frente.  Así queda a la vista, definitivamente, el favor que encuentra la cruzada yanqui en un país que no reclamó su ayuda.

Artículo publicado en el Diario Democracia

Edición del  Martes 17 de Junio de 1952 Pág. 1

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