LOS DRAMAS COLONIALES

Los Socialistas Holandeses Aconsejan Fomentar la Explotación Obrera

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

PARIS.-  (Especial)-  La desintegración irresistible del capitalismo europeo, sobre todo, en aquellas viejas potencias coloniales otrora dominantes, han empujado a los socialistas desde la conclusión de la guerra a una extrema derecha.  El falso pudor “obrerista”  que  la socialdemocracia demostraba hasta después de 1918 ha perdido ya toda fuerza.

En la actualidad los políticos socialdemócratas reclutan sus miembros en la intelectualidad “democrática”, libres pensadoras (encantadora expresión un poco agotada) y otros distinguidos representantes de la clase media deseosos de conservar el famoso “mundo occidental”.  Pero la gangrena avanza con marcha inexorable.  En Holanda tenemos un ejemplo.  Esa nación de comerciantes hábiles y enérgicos construyó su imperio no sobre la base de la fuerza militar ni de su revolución industrial, sino ante todo por la experiencia y la audacia de sus emporios comerciales. Sus métodos de penetración y competencia otorgaron numerosos éxitos a Holanda, cuyas vinculaciones estrechas con el imperio británico, sobre todo, en el dominio del petróleo, del caucho y de la política exterior, proporcionaron a la casa real de Ámsterdam una influencia mundial.  La flota británica garantizaba que todas las inversiones y las Indias Orientales Holandesas cumplían su función  de grandioso almacén de materias primas.  La crisis de las revoluciones coloniales iniciada en 1945, y que aún no ha terminado, colocó a Holanda en una situación difícil, pues el “standard” de vida de su pueblo se fundaba esencialmente en Java y en Sumatra, en Batavia o en las selvas de las “Indias”. El nacimiento de la joven Republica Indonesia pareció indicar el comienzo del fin del imperio holandés, lo que significaba, en su fase práctica, la liquidación  del confort metropolitano.  Sin embargo, las vacilaciones del gobierno indonesio, la represión militar holandesa contra los trabajadores nativos en armas, el asesinato del eminente líder obrero Tan Malakka, fueron otros tantos factores para que Holanda pudiese conservar su control sobre las principales fuentes económicas de Indonesia y dejase a la Republica Indonesia una cierta independencia política a cambio de su acefalía económica, Indonesia se transformo de colonia en semicolonia.

Los norteamericanos comenzaron a interesarse en la republica de Indonesia y en estos momentos se asiste a un duelo secreto entre Holanda y Estados Unidos sobre el destino de la Republica de Indonesia.  Su gobierno esta dividido entre pro yanquis y nacionalistas, pero es aventurado conjeturar cual será el resultado final de esta lucha.  Los trabajadores indonesios, que lucharon y murieron por la independencia nacional y social de su país, están excluidos hoy del debate.

Los socialistas holandeses hacen un plan

Estos hechos han perturbado el equilibrio tradicional de Holanda.  Pese a las ventajas obtenidas de la “paz” con Indonesia, la nación holandesa no esta suspendida en el vacío sino que refluyen en ella todos los problemas mundiales derivados del rearme y de los problemas coloniales, que cercenan sus ingresos o paralizan su industria civil.  Los socialistas, con su “espíritu constructivo” (los socialistas constituyen en todas partes la ultima reserva del espíritu conservador), han elaborado un plan económico “razonable”, destinado a restituir a Holanda su antiguo bienestar.  En dicho plan piden nacionalizaciones, una extensión de la seguridad social y una racionalización de la producción y de la distribución.   Los socialistas aparentan ignorar que racionalizar la producción en un país imperialista significa remachar las cadenas de las colonias que dicho país posea, pues solo a costa de la explotación de los obreros coloniales puede equilibrarse la distribución en la nación metropolitana.  También existen otros medios, que son otorgar la libertad  a las colonias y proceder a implantar la justicia social en la ex metrópoli a costa de los propios capitalistas.  Pero la prudencia es una virtud socialista.

Artículo publicado en el Diario Democracia

Edición del Lunes 5 de Mayo de 1952 (Pág. 1)

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