Lucius CLAY

Visto por MAMBRU

De frente y De PERFIL

SE educo en la Academia Militar de West Point. Fue una carrera oscura, escalonada de ascensos metódicos. El subteniente Clay no imaginaba en 1918 que una nueva catástrofe mundial le otorgaría un rol político preeminente.  En esos años despreocupados, los oficiales norteamericanos, metidos en la gran cruzada de Wilson buscaban en Paris un dulce reposo a sus fatigas castrenses. El joven Clay, sin embargo, se interesaba en los libros técnicos.  En 1924 pertenecía a las tropas de ingenieros, era instructor en la Academia Militar y como la guerra no entraban en la visión del renaciente aislacionismo norteamericano, el mayor Clay participaba como delegado de su país en la Comisión Permanente de Navegación en Bruselas, en 1934. Tres años después lo encontramos en las Islas Filipinas, hasta donde llegaba el brazo largo del imperio.  Allí Clay pertenece al estado mayor del general Mc Arthur, que se esfuerza por borrar el idioma español de las antiguas colonias hispanas.

            En 1940, Clay dirige la construcción de la represa del  río Rojo, en Texas y luego se le ordena ponerse al frente del programa de defensa de los aeródromos. Pearl Harbor estaba allí. Los niños norteamericanos aprendieron que el Japón era una potencia maléfica. En pleno conflicto mundial, Clay dirigía los programas de guerra y los servicios de abastecimientos. Escucho distraídamente las protestas por los escándalos financieros promovidos por las corporaciones rapaces que hacían su agosto y preparo sus valijas en 1945 para desembarcar en la Alemania ocupada y descubrirse a si mismo una vocación  política  inesperada.  Fue el señor de la victoria aliada en la Alemania Occidental.  Sus peroraciones sobre el futuro del más grande país de Europa no ingresaran a la historia de las profecías realizadas.

Articulo publicado en el diario El Laborista

Edición del 6 de Junio de 1953 (Pág. 06)

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