¿MUDANZA TRAS LA CORTINA DE HIERRO?

Las Depuraciones Amenazan la Estabilidad del Kominform en Rumania

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

       PARIS.- Cuando en 1943 Stalin disolvió la Tercera Internacional comunista, todos los observadores coincidieron en considerar el acto como un tributo de amistad hacia las potencias imperialistas democráticas; aliadas eventuales del gobierno soviético, esas potencias temían el fantasma de la Internacional fundada por Lenin.  Sin embargo los obreros de muchos países sabían que a fin de cuentas se trataba  sólo de un fantasma.  La Tercera Internacional había dejado de existir casi veinte años antes.  Podría decirse que fue enterrada con la momia de Lenin en la Plaza Roja de Moscú.  Los crímenes sucesivos cometidos por el stalinismo contra la clase trabajadora habían vaciado ese organismo de todo contenido.  Había sido una bandera.  Sólo era ya un estandarte hundido en el barco.  La reaparición de Kominform en la escena política internacional fue el resultado del comienzo de la guerra fría.  Sólo significo un nuevo signo de que la burocracia soviética deseaba amenazar y extorsionar a los Estados Unidos y sus aliados frente a los preparativos de guerra.  El Kremlin utilizaba una vez más la fuerza del proletariado para negociar un acuerdo con el gobierno de Washington.  La clase trabajadora y sus legítimas reivindicaciones sólo constituía una moneda de cambio.  Es una moneda peligrosa.

Las recientes depuraciones en el aparato stalinista amenazan la estabilidad del Kominform en Bucarest.  Puede recordarse que cuando estalló el conflicto entre Tito Y el Kremlin, las oficinas del Kominform funcionaban en Yugoslavia.  El traslado de Belgrado a Bucarest remató la crisis.  Ahora, la liquidación de Ana Pauker como dirigente del Partido Comunista de Rumania de su gobierno y del Kominform preanuncian, según la prensa europea, un nuevo cambio de domicilio.

Los funcionarios con clínica

Los oficialistas del Kominform ocupan en Bucarest un grupo de edificios situados en el barrio más residencial y elegante de la capital rumana.  Fuerzas de la policía especial vigilan la zona día y noche.  Los miembros de las diversas secciones, los altos burócratas y delegados de decenas de países forman un núcleo de 1500 personas.  Este círculo de agitadores calificados por la gracia del Kremlim, posee sus clínicas propias, lujosamente instaladas, su teatro, su cine y aun una sala de espectáculos especialmente construida para sus hijos.

Parece ser que el agente todopoderoso que transmite las órdenes de Moscú al Kominform es un tal Souslov, que si bien es cierto que no ha figurado al frente de ninguna revolución victoriosa se distingue, por su obediencia ilimitada. 

Una subsección de informaciones se encuentra en Varsovia, bajo la dirección de los mariscales Rokossovsky y Konlev, encargados de las cuestiones militares.

A la cabeza de la sección económica están los profesores Eugenio Varga y Colman, altamente especializados en dotar de estadísticas apropiadas a la política epiléptica del Kremlim.  Coronando toda esta parálisis se encuentra el periódico “Por una paz durable”, cuyas pruebas de imprenta se envían a Moscú para su aprobación definitiva.  El opio que difunden no será tan durable como la paz que disfrutan en sus coches de lujo estos burócratas.  Estados Unidos no tendrá nada que ver con esta limpieza.  Los propios obreros serán los ejecutores.

Articulo publicado en el Diario Democracia

Edición del martes 15 de julio de 1952 (Pág. 1)

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