ENTRE WASHINGTON Y MOSCU

En Dramático Equilibrio Tito Espera el Enigma del Futuro

Por Victor Almagro

EXCLUSIVO

PARIS, (Especial)- Yugoslavia fue el único país de Europa oriental donde la lucha contra la invasión alemana alcanzo cierto carácter revolucionario.  El partido stalinista yugoslavo, bajo la dirección de tito, penetro profundamente en el seno de la clase trabajadora y se convirtió en el núcleo dirigente de la guerra de guerrillas.  Esta raigambre nacional, no impuesta por Moscú sino que fluía en la realidad yugoslava misma, dio cierta independencia de acción al partido de Tito.

        La primera etapa

            En noviembre de 1943 el Consejo Antifascista de Liberación  Nacional de Yugoslavia constituyó un gobierno provisorio, que controlaba todo el territorio dominado por los guerrilleros. En este gobierno asumió preeminencia el partido stalinista con especto a los otros grupos políticos de la burguesía yugoslava.  Ya en esa fecha, las necesidades de la guerra de guerrillas obligaron al stalinismo a realizar ciertas medidas de expropiación  y confiscación de la propiedad agraria o de empresas industriales, que le atrajeron el apoyo de grandes núcleos del proletariado y del campesinado pobre.  En octubre de 1945 se produjo una crisis en las relaciones entre los ministros de origen capitalista y la mayoría staliniana en el gobierno provisorio.  Los ministros se retiraron, asustados por la política de Tito.

            En toda Yugoslavia se creaban espontáneamente comités populares  “de liberación nacional”, que reemplazaban al viejo aparato administrativo del Estado por nuevos órganos de poder. El gobierno de Tito dictó en 1945-1946 una serie de leyes sobre la naturaleza legal de los comités populares, sobre la nacionalización de los medios de producción industriales, nacionalización de minas y bancos, la anulación de las deudas agrarias, el reparto de tierras y muchas otras medidas semejantes.

            La ruptura con Moscú

            El 28 de junio de 1948 se planteó la crisis entre Tito y el Kremlin.  El stalinismo yugoslavo no quiso subordinar su política a las órdenes de Moscú, pues la nueva burocracia de Tito ya gozaba  de su propia base material.  La teoría del “socialismo en un solo país”, inventada por Stalin para traicionar sus viejos principios, tenia principio de ejecución en Yugoslavia.  Esa ruptura aisló al régimen de Tito de sus vecinos europeos, controlados por el stalinismo, pero le impulso a buscar  un fuerte  apoyo interior.   Estableció el monopolio del comercio exterior, empezó la colectivización de la agricultura y el plan quinquenal de la industrialización y electrificación.

            Pero este proceso no podía realizarse sino a condición de contar con un largo plazo o con la ayuda exterior.  La crisis con Moscú excluía todo apoyo de los países de la “Cortina de hierro”.  Por consiguiente y no pensando en una solución  más radical e internacional, Tito ha iniciado un idilio con Estados Unidos.  Yugoslavia entra lenta, pero firmemente, en los planes de un tercer conflicto mundial.  Tito no ha ocultado que estará contra de los “agresores” y su clarividencia le ha permitido vaticinar que esos agresores vendrán del Este.

            Para obtener un ropaje ideológico adecuado a sus nuevos amigos, la burocracia titista realiza congresos “pro-paz” y busca el apoyo de envejecidos grupos socialdemócratas de toda Europa, que adquieren así, para la fama evasiva de los cables, una nueva juventud. El equilibrio inestable de Yugoslavia depende fundamentalmente de la evolución de la situación mundial.  Sus realizaciones económicas, así como las tareas de planificación serán detenidas o desarrolladas según lo determine su posición frente a los dos bloques y, sobre todo, su actitud ante  la opinión obrera internacional.

Artículo publicado en el Diario Democracia

Edición del Miércoles 13 de febrero de 1952 (Pág. 1)

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