OTRO SUEÑO DE “COLLIER´S”

Los Suspiros Stalinistas no Logran Frenar la Carrera Armamentista

por Victor Almagro

            PARIS- Nuestros lectores están informados del numero especial que la revista norteamericana “Collier´s” consagro a una posible guerra atómica.  Es una vigilia sombría, koestler; Margaret Higgins y otros escritores al servicio de la Wall Street anticiparon en varios artículos su visión de un futuro conflicto. Como respuesta a “Collier´s”,  la revista “Temps Nouveaux”  que se publica en Moscú, acaba de publicar su propia concepción del futuro del mundo.

            La serie de artículos de la revista soviética se titula: “Fue en 1955” y  bajo las firmas del escritor stalinistas italiano Mario Brandani, del norteamericano Howard fast, del francés Claude Morgan, del ruso L. Sedine y de otros periodistas sometidos al Kremlin, se exponen unas singulares posiciones sobre los efectos de un Pacto de Paz entre las cinco grandes potencias: Francia, Inglaterra, Estados Unidos, URSS y China.  En una nota titulada “Y en América…”, Howard Fast afirma que el pacto de paz había traído como consecuencia inmediata el regreso de todos los ejércitos norteamericanos en el extranjero. Diez y ocho industriales poderosos, ante el fracaso de sus siniestros planes bélicos, se habían arrojado desde lo alto de sus rascacielos, pero en cambio otras grandes corporaciones anunciaban en un diario de Boston la concertación de grandes acuerdos comerciales por valor de 2.000 millones de dólares con China, la India, la Unión Soviética y las “democracias populares” de Europa.

            “La fuerza para la paz”

            Los imperialistas mas bondadosos y de alma pacifica advertían  que la paz también era un buen negocio.  Los diarios norteamericanos, entre ellos el stalinista “Daily Worker”, propusieron una ley llamada “La fuerza para la paz”, construir carreteras, escuelas, hospitales, alojamientos y laboratorios. Numerosos turistas yanquis visitaban ya (en ese radiante 1955) el territorio feliz de la Unión Soviética y China y 10.000 jóvenes voluntarios de Estados Unidos se trasladaban a Corea para ayudar a su reconstrucción.

            Para ilustrar el espíritu de este articulo, cuyo cándido cinismo se equipara al de

“Collier´s”, se publica un dibujo en el cual aparece una oficina sindical de huelga llena de polvo y tela de araña, a través de cuyas ventanas se divisan gigantescas obras en construcción, con obreros alegres en sus andamios.  La burocracia soviética ofrece entregar a la independencia del proletariado al imperialismo, a cambio de una tregua.

            El articulista refleja no solo el profundo  temor de la burocracia hacia un conflicto, sino su total desprecio hacia los intereses propios de la clase trabajadora.  Como si el destino de los obreros dependiera de un simple acuerdo diplomático entre Estados Unidos y el kremlin, la revista de Moscú derrama sus mieles en busca de ese acuerdo.

            Ambiente de la UN

            Otro periodista, Sedine, describe el ambiente de las Naciones Unidas en 1955.  Después del famoso “Pacto de paz”, que para la burocracia soviética revestiría una importancia histórica superior al proceso histórico del imperialismo, la atmósfera de la UN se ha visto inundada de fraternidad.   Numerosos turistas se precipitan  en sus sesiones amigables, la sala principal donde se firmo el pacto de paz ha sido transformada en museo, los negociantes norteamericanos han aprovechado el clima pacifico para vender en un mes unas mesas llamadas “mesa de la paz”, los delegados de todas las naciones se reúnen en los bares con la alegría dibujada en sus rostros y los imperialistas se han vuelto menos imperialistas y los nacionalistas han perdido un poco de su nacionalismo.

            El Edén ha descendido sobre la tierra, la tierra se ha elevado hacia el Edén.  Tal es la visión de “Temps Nouveaux”, editada en Moscú, sobre el porvenir inmediato de la política internacional.  Tal es su “comunismo”.  Pero las fábricas de armamentos siguen su marcha y resulta dudoso que los suspiros stalinistas puedan detenerla.

Artículo publicado en el Diario Democracia

Edición del Martes 29 de Enero de 1952 (Pág. 1)

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